25 de noviembre de 2012

Afinándonos para ser


Para llegar a ser uno mismo, primero que nada debemos domar a esa ilusión tatuada en nuestra mente por la familia, la sociedad y la cultura, que llamamos Ego. Ilusión con la que nos identificamos y que nos retiene en una especie de cárcel mental:
El Ego se alaba sin cesar… El Ego se maltrata, pero en el fondo quiere que le digan que sus defectos no son tan graves o que lo admiren por su franqueza y “humildad”… El Ego habla sin entender lo que está diciendo porque, en verdad, no puede conocer nada pues gira alrededor de sí mismo… El Ego proyecta su imagen en todo el mundo. Si tiene miedo, el mundo es feo. Si está eufórico, el mundo es bello. Si tiene deseos perversos, ve pervertidos en todas partes… El Ego no ve diferencia entre lo que tiene y lo que es él. Los objetos son su continuación. Es capaz de matar si le dañan, por ejemplo, su automóvil… El Ego se preocupa de la edad, es decir, de sus cambios físicos. Cambios que oculta con tatuajes, piercings, adornos… El Ego siempre enjuicia a los demás poniéndose él como medida: son mejores, peores o iguales a él… El Ego tiene buenas razones para justificar sus errores: son culpa de las circunstancias o de los otros… El Ego es codicioso: no ama sino que desea poseer… El Ego dice que le suceden cosas extraordinarias: Lo que le “sucede” lo cuenta para ponerse en valor y sentirse superior a los que lo escuchan… Al Ego le gusta agradar y se coloca máscaras de diferentes personalidades para caer bien. Se hace el honesto o el fuerte o el delicado o el niño, según con quien está…El Ego se preocupa por dejar sus huellas en algún lado: firma paredes, pone sus fotografía en marcos, funda escuelas, lucha por obtener medallas y premios, etc… Al Ego le gusta mandar a otros y goza apoderándose de voluntades ajenas. Sufre cuando otro lo manda. Detesta a cualquier clase de maestro… Al Ego le gusta vivir junto a los que tienen poder o fama y es servil con ellos por envidia… El Ego no sabe escuchar: supone lo que le van a decir y reacciona según sus suposiciones sin dejar hablar al otro… El Ego es un vampiro de energía: cuando visita a alguíen es capaz de hablarle de sí mismo durante horas sin preguntarle ni siquiera si está bien de salud…
La auto-observación de nuestro Ego debe ser constante: es la básica y esencial lucha para llegar a un mayor nivel de conciencia. Quien añade conciencia, añade felicidad a su vida.

20 de noviembre de 2012

La busqueda

“Todo nuestra búsqueda es una búsqueda de Ser."


Un par de minutos de consciencia:

15 de noviembre de 2012

Yin-Yang contemporáneo




Sin embargo, es cierto que en tiempos recientes, el hombre civilizado adquirió cierta fuerza de voluntad que puede aplicar donde le plazca. Aprendió a realizar su trabajo eficazmente sin tener que recurrir a cánticos y tambores que le hipnotizaran dejándole en trance de actuar. Incluso puede prescindir de la oración diaria para pedir ayuda divina. Puede realizar lo que se propone y puede llevar, sin dificultad, sus ideas a la acción, mientras que el hombre primitivo parece estar trabado a cada paso, en su acción, por miedos, supersticiones y otros obstáculos invisibles. El dicho “querer es poder” constituye la superstición del hombre moderno.

No obstante, para mantener su creencia, el hombre contemporáneo paga el precio de una notable falta de introspección. Está ciego para el hecho que, con todo su racionalismo y eficiencia, está poseído por “poderes” que están fuera de su dominio. No han desaparecido del todo sus dioses y demonios; solamente han adoptado nuevos nombres. Ellos le mantienen en el curso de su vida sin descanso, con vagas aprensiones, complicaciones psicológicas, insaciable sed de píldoras, comida y, sobre todo, un amplio despliegue de neurosis.


12 de noviembre de 2012

Naturaleza humana

    
    Me celebro y me canto a mí mismo.
    Y lo que yo asuma tú también habrás de asumir,
    Pues cada átomo mío es también tuyo.
    Vago al azar e invito a vagar a mi alma.

    Vago y me tumbo sobre la tierra,
    Para contemplar un tallo de hierba.

    Mi lengua, cada molécula de mi sangre formada por esta tierra y este aire.
    Nacido aquí de padres cuyos padres nacieron aquí y
    Cuyos padres también aquí nacieron.
    A los treinta y siete años de edad, gozando de perfecta salud,
    Comienzo y espero no detenerme hasta morir.

    Que se callen los credos y las escuelas,
    Que retrocedan un momento, conscientes de lo que son y
    Sin olvidarlo nunca.
    Me brindo al bien y al mal, me permito hablar hasta correr peligro.
    Naturaleza sin freno, original energía.



Walt Whitman

7 de noviembre de 2012

Arquetipo


Existe un lenguaje común a los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo, constituido por símbolos primitivos con los que se expresa un contenido de la psique que está más allá de la razón, es lo que llamo "arquetipo". 

La vida se me ha aparecido siempre como una planta que vive de su raiz. Su vida propia no es perceptible, se esconde en la raiz. Lo que es visible sobre la tierra dura sólo un verano. Luego se marchita. Es un fenómeno efímero. Si se medita el infinito devenir y perecer de la vida y de las culturas se recibe la impresión de la nada absoluta; pero yo no he perdido nunca el sentimiento de algo que vive y permanece bajo el eterno cambio. Lo que se ve es la flor, y ésta perece. La raiz permanece. 

-C. G. Jung.

5 de noviembre de 2012

Progreso/Poder



El progreso es otra de las grandes ideas contemporáneas. Gran parte de las ambiciones personales, de la rapacidad y codicia de poder se encuentra santificada y, al propio tiempo, convertida en activamente eficaz por esta idea.

En la idea del progreso unida con mucha frecuencia a la humanitaria idea del bienestar de todos y del servicio social, es en la que los hombres de negocios del día encuentran las excusas de su actividad. ¿Por qué trabajan con tanto ahínco? ¿Por qué luchan tan rudamente contra sus rivales? "Para obtener el poder y enriquecerse" dirá el cínico realista. 'Nada de eso - responde indignado el industrial -, trabajo y lucho por el progreso, por la prosperidad, por la sociedad...

Aldous Huxley.-