Las comunidades con mejor calidad de vida no son necesariamente aquellas donde funciona una eficaz administración económica.
Se trata de sociedades que han liberado sus experimentos existenciales del veneno perverso del control estatal. Ni los individuos ni las instituciones vigilan o juzgan las conductas. La policía no es un ejército de ocupación de las costumbres. Los jóvenes, se embriaguen o trabajen, se droguen o estudien, no son forzados por decreto a cambiar el rumbo de sus destinos con la arrogancia de los Estados proteccionistas cuya única herramienta es la represión.
Los individuos que no son vigilados y pueden relajar sus conductas destellan la luz de cierta alegría. Algunas etnias tienen un saber incrustado en sus genes: los excesos de la libertad no son tan peligrosos como los excesos del control.
No hay que escuchar esa disputa frivola entre la derecha y la izquierda sobre sus diferentes versiones del crecimiento económico. La verdadera batalla es contra el autoritarismo custodiado férreamente por una casta politica retrógrada que atraviesa todas las instituciones. Es un tumor que acumuló el núcleo de su cáncer durante años de dictadura y luego escupió sus metástasis sobre todo el cuerpo social.
La democracia no consiste en una delegación arbitraria del poder que autoriza la manipulación de las costumbres: ninguna mayoría parlamentaria puede decidir que cambie el ritmo que más me gusta en los pasos que voy andando.
Algunos diputados, senadores y alcaldes, integran una banda de asaltantes que sale a robar libertades individuales. Son máquinas insensatas de la higiene social decididos a arrasar nuestra comarca: borrar del escenario a los que ensucian el plan con sus excesos, perseguir la lujuria hasta ocultarla de los deseos y arrastrar hasta la cárcel a los niños que provocan disturbios. Intentan acorralar la noche y matarla para empujar al manso ganado de almas hacia los corrales del sueño.
Durante el día el mundo es un hangar patológico donde no hay vuelos ni viajes, sólo la sonrisa del tesoro cuando aumenta un 3% su caudal. Por las noches siento que el cosmos me huele y reconoce, se han apagan las luces del manicomio y es posible saludar la figura del anciano big bang sumergido en el abismo del cosmos, levantando aún su farola de fotones para mostrarnos que todavía no hay nada, que allí seguimos todos, cucarachas y protones, soles y maldiciones, horadando una maldita negrura que se cava a sí misma para no ser alcanzada. Esa sed del alma sólo puede saciarse con los licores embriagantes que creó piadosamente la santa madre tierra para saciarnos.
Otros integrantes de la misma banda de ladrones se asoman por la ventana catódica , y desde la pantalla del televisor ubicada en el comedor de tu casa te invitan a la pesadilla; es una murga ruidosa de conductores y locutores sin alma ,que te sonríen como cuchillos, un grupo de bailarinas ,construidas como frankestein, con pedazos de culos robados de la morgue de la lujuria, bailan una danza macabra para alegrarte. Antes o después, hablarán el Doctor Mierda y el Reverendo Padre Muerte, desplegando sus mapas fraudulentos, usando las metáforas mas vulgares y argumentos mas ignorantes para convencernos de que el atraco de los ladrones es legal, sano, necesario para la unidad familia y para la construcción de un Mundo mejor.
Tendremos que organizarnos para escapar de ese mapa del mundo, diseñado por Goebbels, que nos ha dejado en un exilio sin nombre.
Fuera de la trampa, la vida refleja su misteriosa luz en todas las almas. En la trampa, el miedo nos une en el mismo silencio.
Para escapar de la trampa habrá que enfrentar a la tropa de ladrones.
-Enrique symns (Cerdos y peces, edicion Chile.)
