21 de agosto de 2013

Y la luz se hizo.


“Cuando Ud. se da cuenta de que no es uno, que es muchos, que puede tener algo por cierto a la mañana y no saber nada de ello a la tarde, entonces este darse cuenta es el principio.” – Peter Ouspensky
Exploraremos  este “principio.” Tomaremos del “principio” de la bíblia como se lo expresa en el relato de la creación. Más que tomarla como un relato religioso de cómo se creó el universo, la veremos como una descripción metafórica de cómo un cosmos hace la transición de la multiplicidad a la unidad y, en particular, cómo la transición se aplica al microcosmos del hombre.
Un cosmos dormido
“En el principio Dios creó los cielos y la tierra. Y la tierra estaba en caos y la oscuridad estaba sobre la faz del abismo. Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” – Libro del Génesis
“La tierra estaba en caos” significa un cosmos en desorganización. En el microcosmos del hombre, estos son los muchos ‘yoes’ que aparecen y desaparecen al azar. Este estado caótico es reforzado por la ignorancia de sí, porque el hombre dormido no es capaz de ver su multiplicidad, que se describe como “oscuridad.”
Los mosaicos de San Marco muestran esta oscuridad caótica como olas acuosas azules.
El hombre nunca podría levantarse de este caos si no hubiera algo en él que deseara cambiar. Este deseo está representado por el “espíritu de Dios,” que los mosaicos muestran como una paloma blanca con un halo dorado.
El despertar de un cosmos
“Y dijo Dios: Haya luz, y hubo luz.” – Libro del Génesis
El sueño tiene grados. En el sueño más profundo, no nos damos cuenta de nuestro sueño. Por lo tanto, el comienzo del despertar debe ser darnos cuenta del sueño. Esta comprensión arroja un rayo de luz en nuestro mundo interno, que es precisamente lo que sucede cuando formulamos nuestro propósito de estar presentes.
Por cierto, el ejercicio de Ouspensky nos invitaba a encender la luz de la observación de sí.
“La observación de sí acarrea ciertos cambios en los procesos internos del hombre… Al observarse arroja, por así decirlo, un rayo de luz sobre sus procesos interiores, que hasta entonces trabajaban en completa oscuridad. Y bajo la influencia de esta luz los mismos procesos comienzan a cambiar.” – George Gurdjieff

Tomado como metáfora para nuestro propio microcosmos, el comienzo de la creación bíblica describe dos estados distintos: El primero, en el que estamos ignorantemente dormidos y, el segundo, en el que la luz de la observación de sí revela ese sueño.
Muchos consideran este primer paso como el más difícil. ¿Cómo podemos recordar encender la luz si hemos olvidados que estamos en la oscuridad? Nuestro trabajo se vuelve un tironeo entre el olvido y el recuerdo, que es el origen del término: el recuerdo de sí.

21 de julio de 2013

Identificación



...Por lo tanto, cuando comenzamos a ver la vida como una sucesión de eventos de los que nadie puede escapar y observamos estos eventos y a nosotros mismos en relación con ellos, nos desidentificamos. En este sentido, no me fío de ninguna persona que no tiene sentido del humor. El sentido del humor es estar desidentificado. Es reírse un poco de sí mismos. Es no tomarse en serio uno mismo. Cuando, aparte de nuestras desgracias o cosas que nos vienen mal, encima las tomamos completamente en serio, nos indignamos, pensamos que no las merecemos, que somos muy desgraciados, que es la culpa de los demás, etc. vamos por el camino incorrecto. Éstas personas están completamente descalificadas para toda evolución personal interior mientras no adopten otro modo de encarar los eventos que nos trae la vida, que, por cierto, es tremendamente justa. Todo nos sucede por algo. En algún momento del tiempo, algo de nuestra conducta nos trae unas consecuencias luego. Es la ley de causa y efecto que se cumple con justicia milimétrica en el Universo. Todo efecto tiene su causa, tanto en lo físico, como en lo psicológico, como en lo espiritual.

Gurdjieff - Ouspensky.-

25 de junio de 2013

Estamos dormidos


(...)Las personas son máquinas, estan dormidas: no están hechas para entenderse entre sí.


¿Es posible entender la razón de esto? ¿Cuál es la finalidad de estar hechos así?

(...)Estamos acostumbrados a pensar que vivi­mos en un mundo más o menos cómodo. Ciertamente, hay cosas desagra­dables, como las guerras y las revoluciones, pero en el conjunto es un mun­do cómodo y bienintencionado. Es dificilísimo librarse de esta idea de un mundo bienintencionado. Y luego debemos entender que no vemos para nada las cosas mismas. Vemos, como en la alegoría de la caverna, de Pla­tón, sólo los reflejos de las cosas, de modo que lo que vemos ha perdido to­da realidad. Debemos comprender cuán a menudo somos gobernados y controlados no por las cosas mismas sino por nuestras ideas de las cosas, nuestras opiniones de las cosas, nuestro cuadro de las cosas. Esto es lo más interesante. Trate de pensar en ello.

P. D. Ouspensky (Libro "El cuarto camino").- 

16 de junio de 2013

Siembra




1.- La semilla de un deseo era un sueño que una vez decidiste plantar
2.- El campo de siembra es el universo, un inmenso horno alquímico que transforma en realidad los pensamientos, creencias, miedos… y también los deseos. Es el terreno de la materialización de lo inmaterial.
3.- Para que germine la semilla del deseo hay que  cultivar dentro de uno mismo el don de la paciencia,y seguir viviendo con consciencia cada presente. Confiar en que vendrán las buenas lluvias y la luz del sol lucirá sobre los campos. La desesperanza y las prisas frenan el crecimiento de todo lo vivo. La naturaleza se toma sus tiempos, y éstos nada tienen que ver con los tiempos de nuestro ego.
4.- Vendrán malos vientos, temporales, nevadas…, hay que adaptarse y confiar. Son las resistencias del árbol genealógico, de la sociedad, de la cultura, a veces de la humanidad entera. Una semilla que lleva dentro un potencial deseo, terminará floreciendo, pero nadie dijo que no habría obstáculos. Cada uno de ellos es un maestro del que aprender la lección para seguir creciendo.
5.- El abono y el riego son imprescindibles para que continúe el proceso de germinación. Los pequeños detalles, los actos de cada día que nos dirigen hacia nuestra finalidad y no en sentido contrario, esos que nos lanzan fuera del bucle de la repetición con una poderosa fuerza centrifuga, harán que nos alineemos con la meta hasta alcanzarla.
6.- Llegará un segundo, de un minuto, de una hora, en un día de tantos, en el que veremos como florece al fin la semilla de aquél deseo. Pisaremos fuerte el suelo para sentir que ya no es un sueño, es una realidad para vivirla. Es entonces el momento de agradecer y seguir sembrando.