6 de enero de 2013

Sexo

  Tal vez nuestro gran error como civilización haya sido enviar lo sagrado hacia el cielo. Lo terreno, en cambio, ha sido desacralizado y hemos buscado el sentido a través de socializaciones sexuadas. Los varones vienen con un programa a cumplir : "Sé tú mismo". Un programa que se lleva a cabo fundando la personalidad en el "ego" y del triunfo personal. Si esas expectativas no se alcanzan, el hombre se percibe como un ser frustrado y castrado. Las mujeres, por otro lado, cargan con otro programa : "Sé para los demás".
 
De no cumplir el programa, se  pasa la vida luchando contra la culpa, siempre la culpa. Ni unos ni otros somos libres. Unos, inflados como globos fatuos ; las otras, aplastadas por la carga de ser buenas hijas, buenas esposas, buenas madres, buenas ciudadanas y todo esto a costa de la felicidad. Esta socializacion sexuada castra nuestra libertad más espontánea y primitiva, nuestra simple alegría de ser y de vivir.
 
"La sombra", el inconsciente, que es la cara oscura que podría ser la más luminosa, se repliega, y se convierte entonces en trofeo disecado de nuestro ser.

Victoria Sendón de León.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario