21 de septiembre de 2011

La existencia sencilla, normal y cotidiana



Las tres de la madrugada

Cuando desgastamos nuestras mentes, aferrándonos tozudamente a una visión parcial de las cosas, negándonos a ver un más profundo acuerdo entre éste y su opuesto complementario, sufrimoslo que se llama "las tres de la madrugada". ¿Qué es esto de "las tres de la madrugada"?

Un domador de monos fue a ver a sus monos y les dijo:"Con respecto a lo de vuestras castañas: vais a recibir tres medidas por la mañana y cuatro porla tarde."Ante esto, todos se enfadaron. De modo que dijo: "Está bien, en este caso os daré cuatro por la mañana y tres por la tarde". En esta ocasión quedaron satisfechos. Ambas solucioes eran lo mismo, en tanto en que el número de castañas no variaba. Pero, en un caso, los animales quedaban descontentos y en el otro satisfechos. El guardia estuvo dispuesto a cambiar sus planes para hacer frente a las condiciones objetivas. ¡No perdió nada al hacerlo! El hombre verdaderamente sabio, considerando ambos lados de una cuestión sin parcialidad, ve ambos a la luz del fluir. Esto se llama seguir dos cursos a la vez .
Chuang tzu


Uno de los más famosos "principios" de Chuang Tzu es el llamado "tres de la madrugada", queparte de la historia de los monos, cuyo guardián pretendía darles tres medidas de castañas por la mañana y cuatro por la tarde, pero que, cuando estos protestaron, les dió cuatro por la mañana y trespor la tarde. ¿Qué significa esta historia? ¿Simplemente que los monos eran estúpidos y que el guardián se limitó a tomarles el pelo cínicamente? Todo lo contrario. La cuestión es más bien que el guardián se dió cuenta de que los monos tenían razones irracionales para desear cuatro medidas de nueces por la mañana y no insistió tozudamente en su idea original. Él no era totalmente indiferente al asunto; aun así, se dio cuenta de que una diferencia accidental no afectaba la base de sus disposiciones. Tampoco perdió el tiempo exigiendo que los monos intentaran ser "más razonables" al respecto cuando, ya de entrada, no se puede esperar que los monos sean razonables. Cuando más firmemente insistimos en que todos los demás sean "razonables", nos volvemos nosotros mismos irrazonables.

Tomas Merton

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