30 de agosto de 2011

Sociedad cancerígena



El resultado final de la representación celular completa es el cáncer. La democracia es cancerígena y su cáncer es la burocracia. 

Una oficina arraigada en un punto cualquiera del Estado, se vuelve maligna como la Brigada de Estupefacientes, y crece y crece reproduciéndose sin descanso hasta que, si es controlada o extirpada, asfixia a su huésped, ya que son organismos puramente parásitos. (En cambio, una cooperativa
puede  vivir sin Estado. Es una ruta a seguir. Crear unidades independientes que
satisfagan las necesidades de quienes participan en el funcionamiento de cada unidad. Una oficina opera a partir del principio contrario, inventar necesidades para justificar su existencia.) 

 
La burocracia es tan nefasta como el cáncer, supone desviar de la línea
evolutiva de la humanidad, sus inmensas posibilidades, su variedad, la acción
espontánea e independiente, y llevarla al parasitismo absoluto de un virus. (Se cree que el virus es una degeneración de una forma de vida más completa. Es posible que en otros tiempos tuviese incluso vida independiente. Ahora ha descendido a la línea divisoria entre materia viva y muerta. Sólo presenta cualidades de ser vivo si tiene un huésped, si usa la vida de otro: es la renuncia a la vida misma, una caída hacia el mecanismo inorgánico, inflexible, hacia la materia sin vida.)


La burocracia muere cuando se derrumba la estructura del Estado. Las oficinas son tan incapaces e inadecuadas para tener existencias independientes como una lombriz solitaria sin tripa, o un virus que ha matado a su huésped.



William S. Burroughs.-



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